lunes, 10 de febrero de 2014

You know I'm no good.

Él se levantaba cada mañana con la misma desgana que le había acompañado durante años, a sus 25 años se había dado cuenta que nada iba a mejorar, o por lo menos por el momento. Ponía el iPod a funcionar y elegía una de sus selectas listas de reproducción, luego se metía de lleno en la bañera, el único lugar donde podía poner su cabeza en orden y dónde podía pensar aquellas cosas que sabía que pese a todo nunca ocurrirían.

Aún recordaba a su última novia, una morena con ojos marrones que tampoco destacaba por algo en concreto pero que para él era su mundo, todavía recuerda como oían canciones juntos y las tarareaban mientras daban un largo paseo por el centro de Madrid, sin mirar el reloj, sin mirar el móvil, sin poder quitarse la mirada, ya que decía más un guiño que un discurso. La gente odiaba su conexión, eran únicos pero incluso lo único tenía fecha de caducidad y tan pronto como empezó tan pronto como acabó y jamás volvió a enamorarse, por mucho que lo intentó.

Después del baño caliente se vestía con un albornoz de estilo clásico, había aprendido de sus padres que aunque estuvieses en tu casa podías permitirte el lujo de arreglarte, nunca sabías qué o quién podía llegar, imagínate que ocurriese un incendio, tendría que salir corriendo y si solamente llevase puestos los calzoncillos, solo podría salir con ellos, en cambio un albornoz de ducha pese a no ser algo elegante era menos vulgar que los calzoncillos.

Mientras se preparaba el café en su cocina, la cual no era tan grande como había soñado, podía ver como los dos minutos del microondas se eternizaban, lo mejor de todo es que tampoco le importaba, no tenía nada que hacer excepto ir a su trabajo de "actor" de un teatro local e interpretar unas cuantas lineas por unos pocos euros, pero incluso ese mundo que tanto le fascinaba a veces se le hacia tedioso, mañanas imposibles en las que preferiría pegarse un tiro a tener que salir por esa puerta y volver a enfrentar la vida.

Odiaba tener que peinarse su pelo rubio no natural, sus ojos verdes hace tiempo que le parecían comunes, su figura estilizada era obra del gimnasio y tampoco estaba orgulloso de ello, su ropa apenas decía algo de su personalidad pero al menos la gente decía que le quedaban bien incluso los chándal de marca Adidas que guardaba para los días que menos ganas tenía de levantarse, era una sensación extraña pero aún no había encontrado un sentido a la vida por el que realmente dijera "merece la pena vivir", es cierto que vivía cada momento de forma más o menos con pasión, pero al hacer un recorrido sobre su existencia corroboraba que era un chico de momentos, no de recuerdos, porque los recuerdos le dolían de tal manera que por las noches era incapaz de no deprimirse de tal manera que debía tomarse una pastilla para dormir y no pensar sobre ello, y al día siguiente se repetiría la misma historia, volvería a bañarse, cambiarse y salir por esa puerta para interpretar un par de líneas por unos cuántos euros.

Ni siquiera interpretar ya le llamaba la atención como antes, antes pensaba llegar a ser uno de los mejores actores del momento, fantaseaba con ganar un Oscar y dedicárselo a su madre, ya que hermanos no tenía y su padre había muerto salvando a un niño de morir en un incendio, ¿ves? su padre había sido un héroe, él no, su padre incluso sin haber salvado al niño hubiera seguido siendo un héroe ya que pese a todo lo que él era, era un buen hombre y un padre de los que hay pocos, de los que daría la vida por su hijo sin pensarlo, es gracioso pero es verdad. Su madre, sin dudarlo, era su ejemplo de vida, era la persona con más entereza, fuerza y amor que había conocido en la vida, para él su ejemplo de vida no era Stephen Hawking, Michael Jackson, Steve Jobs o Britney Spears, ni siquiera eran los personajes de ficción que tanto nos sorprendían cuando éramos pequeños: Superman, Hulk, Ash de Pokémon, no, su ejemplo era su madre. Le hubiera encantado tener hermanos, por lo menos hubiera sabido lo que era amar desinteresadamente a alguien, sí, amar, el amor no solamente es entre los novios, también existe el amor fraternal, que junto al paternal y maternal es uno de los más grandes que hay.

Su situación como actor, psicológicamente, le recordaba a Marilyn Monroe, no por ir de 'diva' por la vida, sino porque era brillante delante de los espectadores, era uno de los mejores actores en su categoría pero en su vida cotidiana era todo tan gris que nadie podría creerse realmente lo que ocultaba detrás de esa sonrisa picaresca que mostraba a todo el mundo, él sabía que un día acabaría con todo su sufrimiento, pero ese día no lo podía escoger él, ni él ni nadie, solamente el tiempo era capaz de saber cuándo sería.

Entonces se dio cuenta que estaba en problemas, en problemas muy serios porque al fin y al cabo su peor enemigo no era otra persona que él y sus pensamientos, le traicionaban tanto que ya no podía saber que era verdad o fruto de su frustración, debía empezar a vivir, pero todavía no sabía cómo.